¿Por qué todo lo que hay en mi casa me recordará a "Changüis"? |
Anoche soñé con Mychael Danna. Fue el sueño más extravagante
que yo haya recordado nunca. Para los que no lo conozcáis, Danna es el
compositor habitual de las películas de Atom Egoyan, Mira Nair y Terry Gilliam, autor de
maravillas como ARARAT, WATER o THE NATIVITY STORY, en las que combina con
maestría música occidental con melodías étnicas.
La cuestión es que, en mi sueño, Danna rehusó a participar
en uno de mis cortos por mi falta de madurez. Yo le decía algo así como que "su
música, más que simple melodía, era como un gigantesco mapa sonoro donde se
fusionaban lo medieval, lo étnico, lo electrónico y lo occidental", y él se
enfadaba conmigo llamándome inmaduro.
El que me conoce sabe que adoro la música de cine. Me permitía seguir conectado al
universo de las películas cuando hace años decidí cambiar una cámara de
televisión por un puñado de leyes. Y, entre su amplísima representación, adoro la música de Mychael Danna. Sin
embargo, ahora, reflexionando sobre mi sueño, dudo que Danna se estuviera refiriendo a CHANGÜIS. No porque el guión de CHANGÜIS no sea bisoño (que, según se mire,
puede ser un halago por parte de Danna), sino porque, desde que
empecé a escribirlo, CHANGÜIS sonaba a otro tipo de música.
CHANGÜIS suena a música popular, a música mediterránea y sureña, a
Nino Rota, a Nicola Piovani, a Vladimir
Cosma, a Piero Piccioni, a Armando Trovajoli,
a Bruno Nicolai, a Carlo Rustichelli...
Por tanto, Mychael Danna no habría sido la mejor elección
para CHANGÜIS, ni siquiera en sueños.
La música de CHANGÜIS tendrá nombre y apellidos españoles.
Espero que de un viejo conocido, un compositor con un enorme talento y un futuro
prometedor al que conocí hace varios años. Y aunque aún no pueda desvelar su
identidad, auguro que su música será el tercer protagonista de CHANGÜIS.
Al
tiempo…
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